viernes, 10 de diciembre de 2010

Mi Nobel favorito


Debo confesar que no leí a Mario Vargas Llosa hasta que entré a la Escuela de Periodismo, hace varios años. Si bien hasta entonces era otro Nobel, Gabriel García Márquez, quien robaba la atención de mis lecturas, desde que llegó a mis manos 'La Tía Julia y el Escribidor', la forma en que Varguitas describía las sensaciones más íntimas del ser humano y su relación con la sociedad,  me capturó hasta hoy.

No tengo el honor de conocer personalmente a este peruano del mundo, pero gracias a sus novelas aprendí a sentirlo cercano, Me identifiqué con sus relatos de inseguridades juveniles y cuestionameintos de la sociedad. Tal vez por eso siento este Nobel, el primero entregado a un peruano, como el reconocimiento a un familiar; y no creo equivocarme al pensar que es la sensación de todos los peruanos que celebran la entrega de esa medalla y diploma en Estocolmo.

Ver tantas muestras de orgullo patriótico también lleva a preguntarme, cuánto mérito tiene el Perú en la gloria de la que hoy goza nuestro Nobel. Cuántos de esos peruanos que hoy corean el nombre de Varguitas han leído una sola de sus novelas. Lo digo, teniendo en cuenta que mi tardío encuentro con este escritor se dio por pura casualidad y propia iniciativa, y no porque mi educación temprana, de origen humilde, haya sido el caldo de cultivo para el amor por la lectura.

El mismo Vargas Llosa reconoce la dificultad que fue para él ser un escritor en nuestro país: "Algunas veces me pregunté si en países como el mío, con escasos lectores y tantos pobres, analfabetos e injusticias, donde la cultura era privilegio de tan pocos, escribir no era un lujo solipsista. Pero estas dudas nunca asfixiaron mi vocación y seguí siempre escribiendo, incluso en aquellos períodos en que los trabajos alimenticios absorbían casitodo mi tiempo. Creo que hice lo justo, pues, si para que la literatura florezca en una sociedad fuera requisito alcanzar primero la alta cultura, la libertad, la prosperidad y lajusticia, ella no hubiera existido nunca", dijo en su discurso oficial del Nobel.

Hizo bien Varguitas en irse para ser grande, en un país que hasta lo rechazó como gobernante no iba a lograr lo que hoy; sin embargo, es honesto al reconocer la importancia de esta tierra en su formación personal. "Al Perú lo llevo en las entrañas", expresó con mucha razón. Sus primeras novelas y las más aclamadas no son más que un reflejo del Perú. No me imagino una 'Conversación en la Catedral" o una "Casa Verde" ambientadas en otro lugar.

Puede ser que ahora mucho del trabajo de nuestro Nobel todavía sea desconocido para algunos peruanos, pero con este galardón esa realidad va a cambiar. Estoy segura que la lectura de sus obras concitará mayor interés y se volverá obligatoria en los colegios y en las zonas que alguna vez fueron retratadas en su ficción. De esta manera, un niño, como yo, no tendrá que esperar a crecer para descubrir la magia fantástica de esa pluma que encandiló al mundo.

Discurso oficial de Varguitas días antes de recibir el Nobel



También recomiendo este video en el que Varguitas se refiere a su esposa, la prima Patricia, cortesía de Frecuencia Latina