sábado, 30 de agosto de 2014

Luna





Luna Amaro 2010 - 2014


Recuerdo cuando llegaste a casa. Estabas tan asustada y te veías tan tierna con esos ojazos negros. Me mirabas triste, tal vez intentando contarme todo por lo que habías pasado antes de que nos encontráramos.

Eras tan pequeñita y ya habías tenido que soportar el abandono. Tenías dos meses de vida cuando te hallaron sola en un parque. El destino quiso que yo te diera cobijo y  a decir de algunos "te salvara", pero la realidad fue al revés, tú llegaste en mi momento más vulnerable, fue tu afecto el que ayudó a sobreponerme de la tristeza.

A los dos meses


Son incontables las anécdotas que vivimos juntas, te tenía presente en todo momento y el saber que me esperabas en casa era suficiente para animarme el día. 

Perdóname si no te pude dar todo el afecto y atención que requerías. Gracias a Dios, mi familia te amaba mucho y pudo suplir mis ausencias, las cuales con el nacimiento de mi pequeño Matías aumentaron. Pese a todo, tú nunca reclamaste y siempre estabas dispuesta a darme afecto.



Hoy que ya no estás siento una tristeza profunda al saber que mi hijo no podrá jugar contigo como era mi sueño. Que se convirtieran en mejores amigos. Sin embargo, sé que desde donde estés, serás nuestra guardiana.

Me harás falta a mí, a mi familia y a todo el vecindario, a quienes habías conquistado con tu alegría y cariño. Voy a extrañar esa patita levantada al final de la escalera dándome la bienvenida, tu afán por estar siempre presente cuando llegaban las visitas y tu emoción alocada al reconocerme en la calle a lo lejos.

Adiós, mi dulce hijita. Gracias por haber compartido cuatro años de tu vida conmigo. Vivirás siempre en mi memoria y mi corazón.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario